Consumado diseñador, fotógrafo, tipógrafo y poeta, Albers es
principalmente recordado como pintor abstracto. Favoreció un acercamiento muy
disciplinado a la composición y publicó varios libros y artículos sobre la
teoría de la forma y el color, así como realizó diversas obras pictóricas en
este sentido. Las más conocidas quizás sean sus rigurosas series Homenaje al
cuadrado, que empezó en 1949, donde explora las interacciones cromáticas entre
cuadrados de distintos colores organizados concéntricamente en el lienzo. Sus
teorías sobre el arte y su enseñanza fueron de gran valor formativo para la siguiente
generación de artistas.
El trabajo de Albers representa una transición entre el arte europeo
tradicional y el arte norteamericano. Su trabajo incorpora las influencias
europeas de los constructivistas y el movimiento Bauhaus, y su intensidad y la
pequeñez de escala son típicamente europeos. Sin embargo, su influencia se
redujo fuertemente en los artistas americanos de la década de 1950 y 1960.
Albers experimentó con una gran cantidad de efectos de colores, formas,
líneas y áreas entre sí, con la subjetividad de la percepción visual: Sólo las
apariencias no engañan. Con sus dibujos sobre la base de las ilusiones ópticas
fue junto a Victor Vasarely fundador del Op-art. En este contexto, sus series
más famosas son parte deHomenaje al cuadrado, En “Homenaje al cuadrado intentó
explorar la interacción del color en un formato regular dado. Y demostró por si
hiciera falta, que el color es un fenómeno completamente relativo; los colores
se cambian constantemente según su yuxtaposición y relación con otros colores.
"Un mismo tono puede parecer diferente cuando se coloca sobre diferentes
fondos, y diferentes colores pueden parecer casi iguales cuando se asocian a
distintos fondos. Es así que un mismo color permite innumerables
lecturas". Por lo tanto, Albers es también uno de los representantes de
Hard edge.
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